Title: Presentaci
1En el parque zoológico
Miguel-A.
2IMAGEN EN RETROSPECTIVA
Me duele la cabeza.
3Era una hermosa tarde de domingo del mes de mayo.
El cielo estaba completamente azul. El sol
brillaba radiante. No soplaba ni una leve brisa,
y la temperatura era veraniega. El matrimonio
aquella tarde decidió realizar una visita
recreativa al zoológico. La joven mujer llevaba
un vestido ligero, ampliamente escotado, sujeto a
los hombros por estrechísimos tirantes. Era un
vestido de rosas rojas estampadas con un ramito
verde de dos hojas sobre un fondo blanco. Un
cinturón de piel negra colocado en su cintura
realzaba la silueta femenina. La larga melena
rubia, casi hasta la cintura, un maquillaje
perfecto, y un intenso carmín sobre sus labios,
hacían que aquella mujer fuera difícil de olvidar
para cualquier mente varonil a cuyo lado pasara.
4Ya en el zoológico, el matrimonio se detuvo al
pasar delante de la jaula de un gorila peludo que
estaba solitario en su recinto. El animal comenzó
a golpearse el pecho, y se lanzó con grandes
gritos hacia los barrotes de la puerta de la
jaula. El matrimonio se miró, y cruzaron una
sarcástica sonrisa, al darse cuenta ambos de que
se trataba de una repentina excitación del gorila
macho por la presencia de la hembra.
5- Anda, frunce los labios y tírale besitos -dijo
el marido siguiendo la juerga. La mujer le tiró
besitos... y buscando un clinex en su bolsillo,
lo impregnó con el carmín de sus labios, lo
arrugó, y lo lanzó al interior de la jaula. El
gorila estaba eufórico, saltaba y chillaba sin
parar. - Anda, ahora acaricia eróticamente tus
pechos -sugirió el esposo. Ella, cerró los ojos,
y de una forma sensual acarició sus pechos y su
vientre como si estuviera reproduciendo una
escena provocativamente erótica.
6El gorila estaba completamente excitado, y
golpeaba su pecho. Se miraron y, satisfechos por
la juerga, lanzaron sonoras carcajadas. - Anda,
ahora enséñale la pantorrilla -dijo él. La mujer
comenzó a levantar lentamente su vestido a ritmo
de los chillidos del gorila. - Más, más, más,
más -repitió frenéticamente el esposo como si
estuviera coreando la escena. Ella siguió
levantando hasta enseñar completamente sus
braguitas floreadas a juego con los estampados
del vestido.
7En aquel momento, el gorila se lanzó a los
barrotes de la jaula, y los zarandeaba de tal
forma que parecía que la puerta no podría
aguantar durante mucho tiempo la intensa fuerza
de aquel enloquecido animal. - Mira, querida
-dijo entonces, con sorna, el marido-, ahora lo
mejor es que le digas al gorila que te duele la
cabeza.