ARTURO MUOZ MUOZ - PowerPoint PPT Presentation

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ARTURO MUOZ MUOZ

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Alto ah compadre -bram , a n nervioso- esto es un asalto, ... est ' cabreando ' compadre ? ... Buen intento, compadre, buen intento pero,, fall ; soy ... – PowerPoint PPT presentation

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Title: ARTURO MUOZ MUOZ


1
ARTURO MUÑOZ MUÑOZ
  • Curicano avecindado en Coltauco, trabajador
    social y profesor de Historia y Geografía, gran
    narrador. Publica su primera novela de Política
    ficción en 1987. Reencuentra la literatura y crea
    en Coltauco.

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EL DEBUT
  • El haz de luz luchaba exitosamente
    a través de goterones de agua que se desprendían
    del cielo invisiblemente ennegrecido,
    atravesándolos, superándolos, para caer con
    suavidad en el piso barroso de la esquina
    solitaria que permitía el ingreso a una de las
    calles comerciales del poblado. La oscuridad de
    la madrugada parecía sacudirse con las ráfagas de
    viento que surcaban la zona de norte a sur,
    estremeciendo el ramaje de álamos, aromos,
    eucaliptos y sauces que estilaban agua por todos
    lados.
  • Amparado por el vano del portón y
    con su cabeza cubierta por un viejo plástico que
    sujetaba a su nuca con un elástico rojizo,
    enfundado en la chaqueta forrada en chiporro,
    regalo de fallecido amigo de toda la vida, el
    hombre oteaba a diestra y siniestra mientras tras
    su nerviosismo continuaba consumiendo un
    cigarrillo tras otro como si el frío y la lluvia,
    el viento y la soledad, no fuesen visitas
    concretas que lo atrapan en sus brazos y lo
    convertían en un elemento más de aquel paisaje
    desolado.
  • Nervioso, expectante, indeciso, el
    individuo palpaba con insistencia la culata del
    revólver español de seis tiros que descansaba en
    el bolsillo de su chaqueta.
  • Era su debut en aquel tipo de
    trabajo, y resultaba lógico sentirse inquieto
    aunque contaba con larga experiencia en labores
    similares pero, para qué engañarse, una cosa era
    entrar a una vivienda a robar algunos artículos o
    violentar la puerta de un automóvil para
    desvalijar la guantera y robar su radio-casete...
    y otra cosa muy diferente era permanecer
    agazapado y escondido en las húmedas tinieblas
    esperando que algún desprevenido transeúnte
    acertase a pasar cerca suyo y salirse al paso,
    arma en mano y pasamontañas cubriéndole la cara
    (sin quitarse el plástico que servía de sombrero,
    por cierto), encañonándolo entre los ojos para
    escupirle un seco " manos arriba... esto es un
    asalto ".
  • Continuaba lloviendo con inusitada
    fuerza mientras el viento soplaba y silbaba por
    el pueblo, entrando en sus calles levantando
    papeles y desgajando esperanzas. Si comenzaba a
    relampaguear lo mejor sería marcharse a casa, con
    las manos vacías pero con el sólido argumento, el
    plausible argumento, de la inexistencia de
    clientes debido a la noche perra que los
    elementos del clima decidieron visitar juntos.

3
  • Aspiró profundamente su cigarrillo
    originando una brasa intensa en la punta del
    cilindro al que acercó su reloj. Las tres de la
    mañana y diez minutos. Dios, cómo llovía!
  • Un ruido extraño, ajeno al orquestal
    tamborileo del agua golpeando todo le obligó a
    levantar la cabeza y encoger el cuerpo como si se
    hubiese transformado en un puma dispuesto a caer
    sobre la presa que terminaría con su apetito
    voraz. Alguien venía hacia la esquina con paso
    presto y firme, huyendo de la inclemencia
    nocturna.
  • Con un rápido movimiento salió de la
    oscuridad y se plantó en medio del haz de luz
    mientras el agua que se descolgaba de las gruesas
    e invisibles nubes disfrutaba a plenitud la orgía
    del empapado.
  • - Alto ahí compadre -bramó, aún
    nervioso- esto es un asalto, quédese tranquilo.
  • El interpelado, un hombre de cierta
    estatura, detuvo su andar y obedeció la orden
    recibida. Sin que se le hubiese indicado, sacó
    sus manos de los bolsillos del abrigo y los
    levantó a la altura de los hombros, mostrando las
    enguantadas plantas.
  • - Esto es un asalto, nada más que un
    asalto... y no quiero pasarme de la raya pero,
    eso depende de usted.
  • - Yo tampoco quiero pasarme de la raya,
    amigo -contestó el hombre alto, con parsimonia y
    seguridad, mirándolo a los ojos fijamente- No nos
    pongamos nerviosos y nadie saldrá herido, De
    acuerdo ?
  • - De eso se trata - Respondió el
    asaltante intentando dar a sua voz un temple que
    no tenía.
  • - Reloj, billetera y abrigo ?
    -preguntó el asaltado.
  • Se produjo un silencio que obnibuló la
    escena. El hombre alto insistió
  • - Reloj, billetera y abrigo ?
  • - Partamos por la billetera - contestó
    el malhechor novato.
  • - No es mucha la plata que tengo, quizás
    algunos seis mil peso y un par de tarjetas de
    crédito... no tengo chequera, soy un simple
    trabajador cuyo sueldo apenas alcanza para
    endeudarse en dos tiendas comerciales y con
    crédito limitado.
  • - Sus problemas no me interesan
    -respondió el asaltante molesto por la
    tranquilidad de quién se suponía debería estar
    severamente asustado.
  • - Es que sí deberían interesarle, amigo
    - respondió el hombre alto- si uno va a hacer un
    trabajo, y lo quiere hacer bien, debe analizar el
    lugar donde va a trabajar, estudiar los elementos
    con los que va a trabajar y, por supuesto,
    conocer muy bien el tipo de persona con la que va
    a laborar.

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  • El delincuente alzó su revólver y
    apunto directamente a la cabeza de su
    interlocutor. Su mano temblaba y el agua,
    iluminada por el haz de luz, dibujaba pequeñas
    figuras lúdicas en el cañón.
  • - Ya basta de sermones y clases de
    filosofía páseme la billetera... con calma,
    lentamente, meta su mano en el bolsillo que
    corresponda y saque la plata con mucho cuidado...
    ya, vamos, vamos...
  • Tal como se le indicar, el hombre
    alto realizo los movimientos necesarios y en
    pocos segundos dejaba la billetera en la mano
    izquierda de su asaltante. - Ahora -dijo éste- me
    pasa el reloj... no, no mejor me pasa el abrigo
    y el reloj lo mete en uno de los bolsillos. y
    apúrese, mire que mi socio se está poniendo
    nervioso con tanta espera.
  • El hombre alto sonrió
    desembozadamente.
  • - Cuál es el chiste ?
  • - Lo que me dijo de su... "socio "...
    no existe... ese es el chiste.
  • Sorprendido en su mentira, la vergüenza
    dio paso a la indignación y el asaltante
    retrocedió un par de pasos, quedando siempre
    dentro del haz de luz, para apuntar a placer
    entre los ojos del" cliente ".
  • - Sabe que me está " cabreando "
    compadre ? -chillo con voz aguda- le voy a pegar
    un balazo en la cabeza para terminar bien la
    pega, así como usted me dijo, y así trabajaría
    más tranquilo...
  • - No podría hacer eso, amigo -contestó
    el hombre alto perdiendo la calma- Su revólver
    está con el seguro puesto...
  • El malhechor arrugó la cara (desconocida
    para el hombre alto pues usaba pasamontañas ) y
    con los ojos semicerrados, sin mirar el arma ni
    dejar de apuntarle, avanzó nuevamente un pasó y
    le espetó

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  • - Buen intento, compadre, buen intento
    pero,, falló soy demasiado viejo para creer
    cualquier cuento... apurémonos con el abrigo
    antes que decida balearlo.
  • - Hablo en serio, el seguro está
    puesto, y yo sé lo que digo porque conozco mucho
    de armas.
  • Un nuevo silencio estrechó la escena.
  • - De verdad sé mucho de armas soy...
    detective.
  • El delincuente abrió los ojos
    desmesuradamente y llevó su mirada hacia el
    revólver, buscando el lugar exacto donde se
    encontraba el dispositivo del seguro.
  • Cuánto demoró en aquello ? Tres
    segundos? Nunca lo sabría al menos, no lo sabría
    en la tierra. Había truenos y relámpagos? El
    fuerte chasquido y la luz centellante y
    enceguecedora le indicaba que sí había relámpagos
    y truenos. Pero, Porqué le dolía tanto, tanto,
    tanto el pecho y sus piernas no obedecían la
    orden de mantenerlo erguido ?...
  • ... y frente a él, el hombre alto
    sonreía complacido, divertido y satisfecho. En su
    mano izquierda el guante parecía
    humear...diablos... no era el guante... el
    desgraciado tenía un arma. Lo había engañado con
    el cuento del seguro y del detective... le hizo
    perder segundos preciosos y los aprovechó para
    sacar una pequeña pistola desde su pantalón y
    meterle una bala en medio del pecho. Estaba
    muriendo, lo sabía debut y despedida.
  • - Estúpido -musitó el hombre alto- te
    dije que un trabajo había que hacerlo bien, o no
    hacerlo.
  • Guardó el arma en su pantalón y se
    acerco al cuerpo inerte de quien pretendió
    asaltarlo. Le quitó el revólver español y
    recuperó su billetera. Acto seguido se perdió en
    la oscuridad de la noche mientras mascullaba, sin
    enojo
  • - Novatos de mierda... esta es mi
    esquina y solo yo trabajo aquí... Cuándo
    aprenderán?
  • FIN
  • (copia textual libro hechizos de Coltrau)
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