Title: Saber como decir las cosas
1Saber como decir las cosas
2Muchas veces escuchamos decir "La verdad no
duele", y en contrapunto "Aunque duela, es
verdad" En realidad, ambas expresiones son
ciertas, pues todo depende de la forma en que se
dice. Siempre debemos decir la verdad, y por otro
lado, no podemos herir al prójimo..
3Tenemos, entonces, que encontrar las palabras
justas para lograr nuestro cometido, sin
lastimar. He aquí un ejemplo.
4Una sabia y conocida anécdota dice que en una
ocasión, un Sultán soñó que había perdido todos
los dientes.
5Después de despertar, mandó llamar a un Adivino
para que interpretase su sueño.Qué desgracia Mi
Señor! -exclamó el Adivino- Cada diente caído
representa la pérdida de un pariente de Vuestra
Majestad.
6Qué insolencia! -gritó el Sultán enfurecido-
Cómo te atreves a decirme semejante cosa?
Fuera de aquí!!!Llamó a su guardia y ordenó
que le dieran cien latigazos.
7Más tarde ordenó que le trajesen a otro Adivino y
le contó lo que había soñado.Éste, después de
escuchar al Sultán con atención, le
dijoExcelso Señor! Gran felicidad os ha sido
reservada. El sueño significa que sobreviviréis a
todos vuestros parientes.
8El semblante del Sultán se iluminó y con una gran
sonrisa ordenó que le dieran cien monedas de oro
al segundo Adivino.Cuando éste salía del
palacio, uno de los cortesanos le dijo admirado
9No es posible!, La interpretación que habéis
hecho de los sueños es la misma que el primer
Adivino. No entiendo por qué al primero le pagó
con cien latigazos y a ti con cien monedas de
oro.
10Recuerda bien amigo mío -respondió el segundo
Adivino- que todo dependede la forma en que
decimos las cosas.... uno de los grandes desafíos
de la humanidad es aprender el arte de
comunicarse.De la comunicación depende, muchas
veces, la felicidad o la desgracia, la paz o la
guerra.
11No cabe duda de que la verdad debe ser dicha en
cualquier situación, mas la forma en que es
comunicada es lo que provoca en algunos casos,
grandes problemas.La verdad puede compararse con
una piedra preciosa.
12Si la lanzamos contra el rostro de alguien, puede
herir, pero si la envolvemos en un delicado
embalaje y la ofrecemos con ternura, ciertamente
será aceptada con agrado.
Bernardo