Title: 18 Tiempo Ordinario -B-
1Las obras de Jesús nos hacen conocer que Dios es
vida.Nuestras obras harán saber a l_at_s demás
que creer en él es no tener miedos,y que es
necesario seguir caminando, con alegría y
esperanza, hacia la promesa de libertad y vida.
Juan 6, 24-3518 Tiempo Ordinario B-2 agosto
2009
224Cuando se dieron cuenta de que ni Jesús ni sus
discípulos estaban allí, subieron a las barcas y
se dirigieron a Cafarnaún en busca de Jesús. 25Lo
encontraron al otro lado y le dijeronMaestro,
cuándo has llegado aquí?26Jesús les
contestóOs aseguro que no me buscáis por los
signos que habéis visto, sino porque comisteis
pan hasta saciaros. 27Esforzaos, no por conseguir
el alimento transitorio, sino el permanente, el
que da la vida eterna. Este alimento os lo dará
el Hijo del hombre, porque Dios, el Padre, lo ha
acreditado con su sello.
La gente sigue buscando a Jesús. Surge una
primera reflexión y un compromiso para nosotr_at_s
qué hago yo para encontrarme con Jesús?Cuando
Jesús advierte que lo buscan por interés, les
dice que hay un alimento superior, que les
conviene más, el que da vida eterna. No se
refiere a la otra vida, sino a una vida
distinta de la existencia anterior.
328Entonces ellos le preguntaronQué debemos
hacer para actuar como Dios quiere?29Jesús
respondióLo que Dios espera de vosotros es que
creáis en aquél que él ha enviado.
Jesús sale al paso, ante la actitud de querer
confiar sólo en las propias obras, diciendo que
basta una sola obra creer en él. La nueva vida
se alcanza creyendo en Jesús, orientándose por
él, yendo con él a través de la vida. La fe es
la adhesión a Jesús, a su mensaje, a su forma y
estilo de vida. Qué lugar ocupa la fe en mi
vida? Tiene que ver con todo lo que hago o
sólo me sirve en momentos de apuro o
dificultad? Cuando el Evangelio se hace en
nosotr_at_s convicción, empezamos a vivir esta vida
distinta, la vida eterna, la vida que nos
cambia y cambia el mundo.
430Ellos replicaronQué señal puedes ofrecernos
para que, al verla, te creamos? Cuál es tu obra?
Vicente Ferrer
La señal que Jesús ofrece es que lo fundamental
es una vida en la que se imponga, antes que
ninguna otra cosa, la bondad, el cariño, el
respeto, la solidaridad, la compasión. Porque
así la vida se llena de alegría y sentido y se
resuelve no sólo el problema del hambre material,
sino muchos de los problemas que hacen
desgraciadas a las personas. Qué señal ofrezco
para que, al verla, las personas crean, tengan
vida y se sientan más felices? Cuál es mi obra?
531Nuestros antepasados comieron el maná en el
desierto, como dice la Escritura Les dio a comer
pan del cielo.32Jesús les respondióOs aseguro
que no fue Moisés quien os dio el pan del cielo.
Es mi Padre quien os da el verdadero pan del
cielo. 33El pan de Dios viene del cielo y da la
vida al mundo.
Como está hablando con personas judías hay
alusiones al Antiguo Testamento. El evangelista
establece un contraste entre el ayer y el hoy.
Lo que sucedió en el desierto queda superado con
Jesús. La palabra de Jesús es siempre novedad y
valentía. Provocativamente afirma que fue Dios y
no Moisés quien les dio el pan verdadero,
corrigiendo preceptos y doctrinas de la Ley y los
Profetas.
634Entonces le dijeronSeñor, danos siempre de
ese pan.35Jesús les contestóYo soy el pan de
vida. El que viene a mí no volverá a tener
hambre el que cree en mí nunca tendrá sed.
Con frecuencia no vemos ni entendemos ni
sospechamos que tenemos delante lo que
necesitamos y buscamos. Las palabras de Jesús
son de esperanza para todas las personas que se
sientan hambrientas y sedientas en el desierto de
la vida. Tenemos motivos para tener alegría y
esperanza. Tenemos motivos para ser portador_at_s
de alegría y de esperanza. Como Jesús.
7La tierra es un pan inmenso y nuestro, para el
hambre de todos. Jesús es el Pan vivo. El
universo es nuestra mesa, hermanos. Las masas
tienen hambre, y este Pan es su carne destrozada
en la lucha vencedora en la muerte. Somos familia
en la fracción del pan. Sólo al partir el
pan, podrán reconocernos. Seamos pan,
hermanos. Danos, oh Padre, el pan de cada
día. Pedro Casaldáliga, El pan de cada día