Title: SALMO 129
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3En esta súplica, el reconocimiento del propio
pecado se une a la confiada seguridad de obtener
el perdón divino.
? El salmista, lejos de sentirse abandonado de
Dios, se apoya en la conciencia de su propia
indignidad, para acercarse a él.
? Con esta actitud implora el perdón y la
protección, no sólo para sí mismo, sino también
para todo su Pueblo.
Este es uno de los Salmos llamados
penitenciales (Sal. 6 32 38 51 102 143), y
la tradición cristiana lo utiliza preferentemente
en la liturgia de los difuntos por su marcado
tono de esperanza.
41. CON ISRAEL
Este salmo de "Súplica" era utilizado por Israel
en las ceremonias penitenciales comunitarias,
particularmente en la fiesta de las Expiaciones
antes de renovar la Alianza, se ofrecían
"sacrificios de expiación" en reparación por los
pecados. Lo que llama la atención es que el
"grito" del pecador no tiene por objeto confesar
su pecado en forma circunstanciada y detallada
no se sabe de "qué" pecado se trata.
2. CON JESÚS
El Evangelio está lleno de este "perdón" de Dios,
cuya espera se expresaba ya en este salmo 129.
Hay una profunda armonía entre el pensamiento del
salmista y el pensamiento de Jesús Dios no es
este justiciero inexorable que los hombres han
imaginado a veces, con aparente buena intención
de salvaguardar la "justicia" o la "santidad" de
Dios. La grandeza de Dios es perdonar.
3. CON NUESTRO TIEMPO
Para el creyente el "grito" del hombre tiene una
respuesta... El mal no es fatal... La muerte no
es el último acto... El pecado no es una
situación "sin salida". Cuando el hombre está en
el fondo del abismo, se siente solo, abandonado,
condenado a quedarse en su "hoya". Ahora bien,
justamente al fondo de este abismo viene a
buscarnos el amor de Jesús.
5Desde lo hondo a ti grito, SeñorSeñor, escucha
mi voz estén tus oídos atentosa la voz de mi
súplica.
6Si llevas cuenta de los delitos, Señor, quién
podrá resistir?Pero de tí procede el perdón, y
así infundes respeto.
7Mi alma espera en el Señor, espera en su
palabrami alma aguarda al Señor, más que el
centinela la aurora.
8Aguarde Israel al Señor, como el centinela la
auroraporque del Señor viene la misericordia,
la redención copiosay él redimirá a Israel de
todos sus delitos.
9Desde lo más profundo grito hacia ti, Señor.
Sea cual sea la oración que yo haga, Señor,
quiero que vaya siempre precedida por este verso
Desde lo más profundo. Siempre que rezo, voy en
serio, Señor, y mi oración brota de lo más
profundo de mi ser, de la realidad de mi
experiencia y de la urgencia de mi salvación.
Siempre que rezo, lo hago con toda mi alma, pongo
toda mi fuerza en cada palabra, toda mi vida en
cada petición. Cada oración que hago es el
aliento de mi alma, el latir de mi corazón, el
testamento de mi existencia. En ella van mi
derecho a vivir y mi esperanza de eternidad.
Voy de veras cuando rezo, Señor no se trata de
mera costumbre, rutina, necesidad de guardar las
apariencias o de dar buen ejemplo no es eso lo
que me hace buscar tu presencia y caer de
rodillas ante ti. Es la necesidad de ser yo
mismo, en toda la pobreza de mi ser y la grandeza
de mi esperanza, la que me lleva a ti, porque
sólo ante ti en oración es como puedo encontrarme
a mí mismo. Por eso rezo, Señor.
Conozco mi indignidad, Señor, conozco mi miseria,
conozco mi pecado. Pero también conozco la
prontitud de tu perdón y la generosidad de tu
gracia, y eso me hace esperar tu visita con un
deseo que me brota también de lo más profundo de
mi ser.
10Tu pueblo, Señor, espera en ti, la Iglesia espera
en tu palabra nuestras culpas nos han hundido en
el abismo, pero de ti viene la misericordia, y la
redención copiosa devuélvenos, pues, la alegría
de tu salvación y haznos oír el gozo y la
alegría.