Title: EN EL PRINCIPIO, 1
1EN EL PRINCIPIO, 1
CRE 1 de 83
Gn 1, 1 En el principio creó Dios el cie- lo y
la tierra.
Verdad de fe cristiana, creída también por los
judíos y los musulmanes.
El Concilio Vaticano I define 1) que Dios es
creador Si alguno negare al solo Dios verdadero
creador y señor de las cosas visibles e
invisibles, sea anatema (Dei Filius, De Dios
creador, can. 1) y 2) que la razón humana
natural puede llegar a saberlo Si alguno
di- jere que Dios vivo y verdadero, creador y
señor nuestro, no puede ser conocido con certeza
por la luz natural de la razón humana por medio
de las cosas que han sido hechas, sea anatema
(Dei Filius, De la revelación, can. 1).
2EN EL PRINCIPIO, 2
CRE 2 de 83
Sin la voluntad divina que la quiere en la
existencia, toda la realidad creada (material y
espiritual) no podría haber sido. Dios quiere que
las cosas sean, porque quiere darles el ser, por
un designio amoroso.
Las cosas creadas no derivan de Dios de
modo necesario. Nada hay fuera de Dios ni dentro
de Él que le obligue a crear. La libertad del
acto creativo es una consecuencia directa de
la trascendencia divina y de la distinción
radical entre Dios y el mundo.
Vaticano I afirma que Dios llevó a cabo la
creación con libérrimo designio (Dei Filius,
cap. 1).
3EN EL PRINCIPIO, 3
CRE 3 de 83
CCE 296 Dios crea de la nada. Creemos que
Dios no necesita nada preexistente ni ninguna
ayuda para crear. La Creación tam- poco es una
emanación necesaria de la substancia divina.
Dios crea libremente de la nada.
La creación a partir de la nada es un mis- terio
de la fe, y presenta notables dificul- tades para
la imaginación. La nada de la cual hablan los
físicos en el marco de la teoría del Big Bang no
es la nada de la doctrina cristiana, sino el
vacío de algo preexistente.
La noción de creación es teológica se halla más
allá de la ciencia empírica.
4EN EL PRINCIPIO, 4
CRE 4 de 83
Para los cristianos la creación del mundo implica
que ha tenido un principio y no existe desde la
eternidad. Se trata de una verdad de fe, definida
en los Concilios IV de Letrán y Vaticano I.
La existencia del mundo desde la eternidad no
repugna a la razón humana, en un nivel puramente
especulativo. En contra de sus predecesores,
Aristóteles defiende la tesis de que el mundo no
tiene principio y no tendrá fin.
CCE 299 Porque Dios crea con sabiduría,
la creación está ordenada (...). Salida de la
bondad divina, la creación participa en esa
bondad (...). La Iglesia ha debido, en repetidas
ocasiones, defen- der la bondad de la creación,
comprendida la del mundo material.