Title: VIRTUDES, 16
1VIRTUDES, 15
ME 131 de 141
Virtudes derivadas y unidas a la fortaleza, 2
Si se trata de superar las dificultades que se
levantan ante los males presentes - Paciencia
el paciente soporta, sin tristeza pero con
fortaleza y constancia, las dificultades físicas
o morales que le aquejan. Peca- dos impaciencia
y su opuesto, dureza de corazón. - Longanimidad
da ánimos para persistir en lograr algo
bueno, pero que parece inalcanzable. Pecado
poquedad de ánimo (no se aspira a alcanzar una
virtud o la santidad por lo lejano que
se presenta).
2VIRTUDES, 16
ME 132 de 141
Virtudes derivadas y unidas a la fortaleza, 3
En el caso de que las dificultades sean duraderas
o per- manentes - Perseverancia virtud de
permanecer en el bien, a pe- sar de que se alarga
la consecución de aquello a lo que se aspira y
para lo cual se lucha, bien sea para adquirir
una virtud o para desarraigar un vicio. -
Constancia tiene por objeto robustecer la
voluntad para que no desfallezca en el empeño por
resistir en la práctica moral a pesar de las
dificultades. - Pecados contra estas dos virtudes
parecidas por exceso, terquedad por defecto,
inconstancia.
3VIRTUDES, 17
ME 133 de 141
Pecados contra la virtud de la fortaleza
Cobardía pecado por defecto. Puede incluirse el
llamado respeto humano. Es pecado mortal o
venial según sea grave o leve la materia que se
omite en el ejercicio de la fortaleza debida.
Impasibilidad se deja de actuar por
indiferencia, por despecho o vanidad. Es pecado
mortal o ve- nial según el grado de obligación o
de la materia que impone la acción, aunque sea
costosa.
Temeridad pecado por exceso. Se actúa sin contar
con el peligro o los riesgos que entraña la
acción. Gravedad según la magnitud del riesgo al
que se expone quien así actúa.
4VIRTUDES, 18
ME 134 de 141
Templanza natural dominio del gusto y del tacto
que impone la razón, de forma que el hombre y la
mujer se guíen por la mode- ración y no sean
esclavos de los placeres sensibles. Se
puede practicar por motivos bien diversos.
Templanza cristiana virtud cardinal que orienta
y modera la tendencia a los placeres sensibles
para que la persona se man- tenga dentro de los
límites que le señala la fe.
San Agustín concreta la templanza en la entrega
de un amor entero (De las cos- tumbres de la
Iglesia I) se precisa domi- nar y orientar las
pasiones y los instintos (aspecto positivo de la
templanza).
5VIRTUDES, 19
ME 135 de 141
Las pasiones en sí mismas no son malas suponen
una riqueza de la psicología del hombre y de la
mujer. La más fundamental es el amor, que culmina
en el placer y el gozo del bien poseído.
El pecado original introdujo en el hombre un
dese- quilibrio que afecta a la relación entre la
razón, la voluntad y las pasiones. Pertenece a
la perfección del bien moral o humano el que las
pasiones estén reguladas por la razón (CCE 1767).
La tendencia natural hacia el placer que se
obtiene en la comida, bebida y deleite sexual es
la forma de manifestarse de las fuerzas naturales
más poten- tes que actúan en la conservación del
hombre.
6VIRTUDES, 20
ME 136 de 141
San Pablo castiga su cuerpo y lo domina para ser
fiel al Evangelio y salvarse (1 Cor, 9
27). También alienta a Timoteo para que
predique a los cristianos esta misma ascesis (2
Tim 4, 1-8). Estímulo fundamental para vivir
la templanza el amor a Dios. Gracia de Dios
y entrega amorosa del hombre a Dios suponen el
dominio de las pasiones.
CCE 2015 El camino de la perfección pasa por la
cruz. No hay santidad sin renuncia y sin combate
espiritual. El progreso espi- ritual implica la
ascesis y la mortificación que conducen
gradual- mente a vivir en la paz y el gozo de las
bienaventuranzas. Todo lo útil y lo honesto es
deleitable, pero lo deleitable no siempre es útil
ni honesto (S. Th. II-II, q. 145, a. 3).
7VIRTUDES, 21
ME 137 de 141
Pecado por exceso contra la templanza la
intemperancia
Relativo al exceso en la comida y la bebida, en
el afán desordenado de poseer y en lo relativo a
la vida sexual - Placer del comer y beber anexo
al deber de conservar la vida. Por ello es
lícito. Pero la concupiscencia puede suscitar un
desorden, de forma que uno conscientemente se
extralimite en la medida a causa del placer
producido por los alimentos. La gula contraría
al amor de Dios, fin último amable sobre todas
las cosas (S. Th. II-II, q. 148, a. 2, ad 2) -
Las cosas son buenas poseerlas y usarlas
es honesto. Pero el desorden que lleva a poner en
los bienes el corazón con pasión, hace al hombre
esclavo de las riquezas. Llega a fomen- tar la
avaricia o a emplear medios injustos para
adquirirlos - Place- res sexuales sexto
mandamiento. Los pecados en este ámbito redu- cen
al hombre al puro instinto como los animales,
ofuscan la inte- ligencia y embotan la voluntad.