Title: Diapositiva 1
1 Una entrega a todo riesgo
Las Hermanas Mª Justa, Mª Olimpia, Mª Cándida y
Mª del Buen Consejodieron su vida en
África25.11.1964
Textos del Libro del mismo título de Nieves
Campión
2Amaron tanto la vida que no temieron la muerte
Nuestro camino es el de Dios y si hemos de
morir, moriremos, pero no podemos abandonar la
misión.
3- Mujeres de una gran fuerza interior, forjadas en
la oración - Reforzadas en el mutuo testimonio del amor
fraterno - Vivido dentro y fuera con un punto de mira común
el Evangelio. - A la luz de un discernimiento comunitario
decidieron permanecer en la misión porque
llevaban al pueblo africano en su corazón. - Entendieron que ese era el camino de Dios y
efectivamente se encontraron con El.
4 María Cándida
Nació en Navarra, su familia era de arraigada fe
y bastante numerosa. Dos de las hijas decidieron
ser Misioneras Dominicas.
Era una mujer agraciada, de temperamento alegre.
De gran delicadeza y exquisita sensibilidad. Muy
decidida en su vocación misionera.
Las Hermanas que la conocieron dicen que era una
mujer mística, contemplativa y al mismo tiempo
profundamente humana. Ligada fuertemente a las
raíces de su tierra. Anhelaba, esperaba y deseaba
ir a la misión del Congo con toda su alma.
5 María Justa
- Nace en Navarra. Su hogar es una familia
cristiana, en la que crecieron las vocaciones de
otros tres miembros Dos jesuitas y dos
Misioneras Dominicas. - Mujer de gran carácter, enérgica, valiente
acostumbrada a sumir responsabilidades.
Inteligente, con gran sensibilidad y cuidadosa en
los detalles. - Las hermanas dan testimonio de su gran capacidad
de servicio y de su buen humor. Mujer de oración
y de trabajo. Madura humanamente, realizada y
feliz.
6 María del Buen Consejo
- De una familia profundamente religiosa, nació en
la provincia de León. - De temperamento reservado, su aspecto exterior
siempre impecable y elegante. Físicamente
atractiva, mujer de gran fortaleza, pero de trato
suave y delicado. De gran sensibilidad e
inteligencia. - En su diario refleja su fortaleza interior, su
exigencia personal, su austeridad de vida y el
ideal siempre renovado de ser santa. Sencilla,
cercana, se tomó la vida en serio y se entregó
hasta el final.
7 María Olimpia
De origen vasco-navarro, su familia sencilla y
católica, tiene entre sus miembros tres hijas
religiosas dos clarisas y una Misionera Dominica.
Es una joven bonita y simpática que en la
experiencia juvenil descubre su vocación
misionera. Muy clara en sus decisiones, asume con
responsabilidad y coherencia su vocación.
Se adaptó muy bien a la misión y desplegó un
trabajo desbordante. Su preocupación era
responder a las urgencias y necesidades sin
descanso. Por ello experimenta profundamente la
necesidad de la oración.
8 Por qué murieron?
Por el talante de su vocación misionera
totalizante y definitiva
Por la decisión de seguir a Jesús. a quien
conocí, de quien me enamoré, en quien puse mi
confianza, a quien quise con ternura (Hna. Mª
Cándida)
Por una praxis cristiana. Cómo anunciar que
Dios está con los pobres y darles la espalda
cuando llega el conflicto?Permanecer significaba
mostrar con su vida y muerte, si era necesario,
de qué lado se encontraban. No quisieron irse
del camino de Dios
9 Su memoria hoy nos desafía
Vivieron volcadas hacia los demás, olvidadas de
sí mismas.
Y nosotras qué?
Buscaron siempre el camino de Dios y éste
indefectiblemente pasa por el más pobre según
nuestro carisma.
Y nosotras qué?
Creyeron que hay algo mayor que la propia vida
los otros y por ellos entregaron su vida.
Y nosotras qué?
La mejor manera de llorar un amigo es continuar
cultivando su campo Mons. Mee
MuzihirwaAsesinado en Bukavu el 29-10-96
10Ya se manchó la nieve. la blancura de la
bandera del amor pacientey se manchó con la
resplandecienteluz inmortal de una amapola
oscura. No pudieron mancharla ni la impura
tierra de polvo y lodo, ni el hirviente
espumarajo de la mar calientedel perezoso mal y
su blancura. Pero Cristo, pasaba
enamoradopidiendo flores, al nacer el díapor su
propio jardín predestinado. Y aquella voz, sin
voz, le respondíaaquí tienes mi hábito
manchadopor la limpieza de la sangre mía. José
María Pemán 1964