Title: Dormido en la nieve
1Dormido en la Nieve
2Dedicado a los montañeros cuya vida quedó para
siempre varada en la montaña.
Antes de entrar la madrugada soñé que mis sueños
florecían a la par de los geranios que ondean
el rumor verde de la primavera en flor sobre el
alféizar de la ventana.
3Alta está la montaña, me dije, contemplando la
cumbre nevada, pero subir subiré con prisa
halada y de la cumbre tomar tomaré la más
blanca nieve entre mis dedos.
4Y antes, mucho antes que a la mar, en agua
transformada llegue, con esta limpia nieve un
pequeño, muy pequeño mar, en el cuenco de mis
manos formaré.
Los blancos copos frágiles barcos serán,
cruzando el mar inmensamente pequeño de mis
manos.
5Será un mar con barquitos veleros navegando por
la orilla del acantilado tranquilo de mis manos
que enseguida desaparecerán y se irán como se
va un amor entre la niebla.
Oh, mis copos veleros, ampo de
nieve, surcando por la océana altamar de mis
manos!
6Agitaré un revuelo azul de pañuelos bordados de
ensueño y atardeceres mientras voy acercándome
a la nieve para jugar un juego limpio de
estrellas con miles y miles de copos
rodando ladera abajo de mis manos como evocador
acantilado de mis sueños.
7Y antes que al suelo lleguen mis halados barcos
de nieve, girar los haré, en frenética danza de
luces, por el firmamento espléndido del tiempo,
igual que gira, salta y vuela una bengala en
surtidor multicolor de fuego, ancestral embrujo
de la fiesta, sobre el frío impoluto y raudo de
la cumbre.
8Saltará la ventisca en la montaña y yo también
saltaré y correré la luminosa danza en remolino
que forma la nieve en el hielo
al tiempo que en cascada de blancura mis
frágiles barcos se deslizarán hasta la ladera
profunda de mi niñez ya olvidada.
9Sólo entonces, con el tiempo ajustado por la
vida de la cumbre velozmente bajaré,
deslizándome por la última pista inmaterial y
blanca de los días.
Y antes de llegar a lo más hondo del valle seré
sorbido por el embrujo y la avalancha del
paisaje virgen de la nieve.
10Los blancos copos de nieve como diminutos
pañuelos en adiós de despedida se agitarán.
Fondeado entre la cumbre y el valle para
siempre yo descansaré. Sobre el alféizar de la
ventana asomado quedará el rumor verde y
perenne de los geranios en flor. Juan
Manuel del Río
11Fin