Title: Presentaci
1Música Han enterrado a mi Señor. T. L. de
Victoria
2 de noviembre 2014
Conmemoración de todos los fieles difuntos
2Sabiduría 31-9 En cambio, las almas de los
justos están en las manos de Dios y no les
alcanzará tormento alguno. A los ojos de los
insensatos pareció que habían muerto se tuvo por
quebranto su salida, y su partida de entre
nosotros por completa destrucción pero ellos
están en la paz. Aunque, a juicio de los hombres,
hayan sufrido castigos, su esperanza estaba llena
de inmortalidad por una corta corrección
recibirán largos beneficios. pues Dios los
sometió a prueba y los halló dignos de sí como
oro en el crisol los probó y como holocausto los
aceptó. El día de su visita resplandecerán, y
como chispas en rastrojo correrán. Juzgarán a las
naciones y dominarán a los pueblos y sobre ellos
el Señor reinará eternamente. Los que en él
confían entenderán la verdad y los que son fieles
permanecerán junto a él en el amor, porque la
gracia y la misericordia son para sus santos y su
visita para sus elegidos.
Con mis propios ojos he de verlo
3 Salmo 26
Espero gozar de la dicha del Señor en el país de
la vida.
El Señor es mi luz y mi salvacióna quién
temeré? El Señor es la defensa de mi vida, quién
me hará ramblar?
4Espero gozar de la dicha del Señor en el país de
la vida.
Una cosa pido al Señor, eso buscaré Habitar en
la casa del Señor todos los días de mi
vida gozar de la dulzura del Señor, contemplando
su templo.
5Espero gozar de la dicha del Señor en el país de
la vida.
Escúchame, Señor, que te llamo, ten piedad,
respóndeme. Tu rostro buscaré, Señor, no me
escondas tu rostro.
6Fl 3,20-21 Hermanos Nosotros somos ciudadanos
del cielo, de donde aguardamos un Salvador el
Señor Jesucristo. El transformará nuestro cuerpo
humilde, según el modelos de su cuerpo glorioso,
con esa energía que posee para sometérselo todo.
Nosotros somos ciudadanos del cielo
7El que ve al Hijo y cree en él, tiene la Vida
eterna y yo lo resucitaré en el último día.
Jn 6,40
8 Juan 6,37-40 Todo lo que me da el Padre viene a
mí, y al que venga a mí yo no lo rechazaré,
porque he bajado del cielo, no para hacer mi
voluntad, sino la de aquel que me envió. La
voluntad del que me ha enviado es que yo no
pierda nada de lo que él me dio, sino que lo
resucite en el último día. Esta es la voluntad de
mi Padre que el que ve al Hijo y cree en él,
tenga Vida eterna y que yo lo resucite en el
último día.
Jerusalén. Basílica. Al fondo, entrada actual a
la cámara del Santo Sepulcro.