Title: YO ESTABA ALL
1YO ESTABA ALLÍ, FUE POR MÍ
2De modo imparable, un año más y con lo que ha
caído, hemos llegado al umbral de la Santa
Semana.
3No es más de lo mismo, porque jamás pasa en balde
la vida cuando sigue pasando por delante de
nuestra casa.
4Tramo a tramo, nos hemos ido aproximando al
escenario en donde Otro pagó nuestra cuenta
debitada.
5Nos ponemos también nosotros en esa muchedumbre
agolpada en aquel día en torno a la fiesta judía.
6Ellos y nosotros tenemos, siempre, unas
oscuridades que piden ser iluminadas, unas
muertes que esperan ser resucitadas.
7Nosotros estábamos allí.
Y lo que allí sucedió entonces, para
nosotros sucede hoy.
8En Jerusalén había la costumbre de dar la
bienvenida a los peregrinos que llegaban para
celebrar la Pascua con las palabras del salmo
118
9 Bendito el que viene en el nombre de Yahvéh!.
10Jesús no fue la excepción.
11El envió previamente a dos discípulos para que
trajeran un borrico, y a quien extrañado
preguntase por qué, debían responder el Señor lo
necesita.
12Un humilde portador de quien viene como rey en
nombre de Dios.
13La tradición iconográfica muestra más veces a un
asno junto a Jesús
14en el viaje de Nazaret a Belén cuando María
llevaba en su seno al que nacería sin cobijo de
posada, en la cueva del nacimiento, y en la huida
a Egipto.
15El Señor necesitaba un borrico!
Detalle cargado de humanidad y sencillez,
contrapuesto a la cabalgadura del poderío.
16Son las necesidades de un Dios que elige
siempre lo débil y lo que no cuenta para
confundir a los prepotentes (1 Cor 1,26-28),
17y así se reconocerá en la imagen del Siervo
tomando la condición de esclavo, sin hacer alarde
de su categoría de Dios (Filp 2,6-11),
18para poder dar una palabra de aliento a
cualquiera que sufra abatimiento (Is 50,4-7).
19Es el estremecedor relato de lo que ha costado
nuestra redención.
20En ese drama está la respuesta de amor extremo de
parte de Dios.
21Nuestra felicidad, el acceso a la gracia, ha
tenido un precio
Él ha pagado por nosotros.
22Debemos situarnos en ese escenario, pues es el
nuestro propio, en donde Dios en su Hijo nos
obtendrá la condición de hijos ante Él y de
hermanos entre nosotros.
23Es el estupor que experimentaba la mística
franciscana Angela de Foligno al contemplar la
Pasión
24Tú no me has amado en broma
25o el realismo con el que Pablo agradecerá la
donación de su Señor
26Me amó y se entregó a sí mismo por mí (Gál
2,20).
27Sin este realismo que personaliza, estaríamos
como espectadores ausentes
28que a lo sumo siguen el desarrollo del proceso de
Dios, desde la butaca de la lástima o de la
indiferencia.
29Por eso puedo decir en verdad que yo estaba allí,
todo fue por mí.
30Sólo quien reconoce ese por mí
adorará al Señor con un corazón agradecido.
31Es mi Semana Santa, esa que tiene ahora mi edad y
que habita en la circunstancia de mi domicilio.
32YO ESTABA ALLÍ, FUE POR MÍ De modo imparable,
un año más y con lo que ha caído, hemos llegado
al umbral de la Santa Semana. No es más de lo
mismo, porque jamás pasa en balde la vida cuando
sigue pasando por delante de nuestra casa.
Tramo a tramo, nos hemos ido aproximando al
escenario en donde Otro pagó nuestra cuenta
debitada. Nos ponemos también nosotros en esa
muchedumbre agolpada en aquel día en torno a la
fiesta judía. Ellos y nosotros tenemos,
siempre, unas oscuridades que piden ser
iluminadas, unas muertes que esperan ser
resucitadas. Nosotros estábamos allí.
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33 Y lo que allí sucedió entonces, para nosotros
sucede hoy. En Jerusalén había la costumbre de
dar la bienvenida a los peregrinos que llegaban
para celebrar la Pascua con las palabras del
salmo 118 Bendito el que viene en el nombre de
Yahvéh!. Jesús no fue la excepción. El envió
previamente a dos discípulos para que trajeran un
borrico, y a quien extrañado preguntase por qué,
debían responder el Señor lo necesita. Un
humilde portador de quien viene como rey en
nombre de Dios. La tradición iconográfica
muestra más veces a un asno junto a Jesús.
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34en el viaje de Nazaret a Belén cuando María
llevaba en su seno al que nacería sin cobijo de
posada, en la cueva del nacimiento, y en la huida
a Egipto El Señor necesitaba un borrico!
Detalle cargado de humanidad y sencillez,
contrapuesto a la cabalgadura del poderío. Son
las necesidades de un Dios que elige siempre lo
débil y lo que no cuenta para confundir a los
prepotentes (1 Cor 1,26-28), y así se
reconocerá en la imagen del Siervo tomando la
condición de esclavo, sin hacer alarde de su
categoría de Dios (Filp 2,6-11), para poder dar
una palabra de aliento a cualquiera que sufra
abatimiento (Is 50,4-7).
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35 Es el estremecedor relato de lo que ha costado
nuestra redención. En ese drama está la respuesta
de amor extremo de parte de Dios. Nuestra
felicidad, el acceso a la gracia, ha tenido un
precio Él ha pagado por nosotros. Debemos
situarnos en ese escenario, pues es el nuestro
propio, en donde Dios en su Hijo nos obtendrá la
condición de hijos ante Él y de hermanos entre
nosotros. Es el estupor que experimentaba la
mística franciscana Angela de Foligno al
contemplar la Pasión Tú no me has amado en
broma o el realismo con el que Pablo
agradecerá la donación de su Señor Me amó y se
entregó a sí mismo por mí (Gál 2,20).
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36 Sin este realismo que personaliza, estaríamos
como espectadores ausentes que a lo sumo siguen
el desarrollo del proceso de Dios, desde la
butaca de la lástima o de la indiferencia. Por
eso puedo decir en verdad que yo estaba allí,
todo fue por mí. Sólo quien reconoce ese por mí
adorará al Señor con un corazón agradecido. Es
mi Semana Santa, esa que tiene ahora mi edad y
que habita en la circunstancia de mi domicilio.
Texto Jesús Sanz Montes, ofm Arzobispo de
Oviedo Domingo
de Ramos (Lc 22,14-23,56) 24 de marzo de 2013
Música Pueri Hebreorum
de Victoria
Montaje Eloísa DJ
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