Title: PROVIDENCIA DE DIOS, 1
1PROVIDENCIA DE DIOS, 1
CRE 35 de 83
La Providencia puede describirse como el conjunto
de acciones y disposiciones por las que Dios
lleva a cabo sus relaciones conti- nuas con el
mundo y el hombre, con el fin de conducirlos
hacia su perfección final.
Consiste así en un gobierno del mundo, que abarca
lo que ocurre en la naturaleza y en la historia,
lo que afecta a las comunidades hu- manas y lo
que atañe a la vida de cada indivi- duo. Vaticano
II habla de ella como la fuerza misteriosa que
se halla presente en la marcha de las cosas y de
los acontecimientos de la vida humana (Nostra
aetate 2).
2PROVIDENCIA DE DIOS, 2
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La Providencia (cuidado continuo que mantiene
Dios con sus criaturas) es una verdad
inseparable de la fe en Dios Creador Dios actúa
en las obras de sus criaturas (CCE 308).
La Iglesia anuncia la Divina Providencia no por
invención suya,... sino porque Dios se ha
manifestado así, cuando ha revelado, en la
historia de su pueblo, que su acción crea- dora y
su intervención de salvación estaban indisolubleme
nte unidas, formaban parte de un único plan
proyectado en los siglos eter- nos (Juan Pablo
II, Catequesis sobre la Providencia 4).
3PROVIDENCIA DE DIOS, 3
CRE 37 de 83
La Providencia divina es un dato constante de la
Escritura. Dios con- duce todo lo creado hacia el
Bien, hacia el fin para el que las
criaturas existen. Sal 145, 9 Dios es bueno con
todos, y su misericordia se extiende a todas sus
obras.
Dios guarda y gobierna por su providencia todo
lo que creó, alcanzando con fuerza de un extremo
al otro del mundo y disponiéndolo todo con
dulzura (Sb 8, 1). Porque todo está desnudo y
patente a sus ojos (Hb 4, 13), incluso lo que
la acción libre de las criaturas producirá
(Vaticano I, Dei Filius 1).
4PROVIDENCIA DE DIOS, 4
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CCE 303 La solicitud de la divina
Providencia es concreta e inmediata tiene
cuidado de todo, desde las cosas más pequeñas
hasta los aconte- cimientos decisivos del mundo y
de la historia.
Esta convicción implica que las cosas no
suceden al azar o por casualidad, y que el orden
causal del universo no deriva de una fuerza
anónima o de agentes que actúen al margen de Dios.
Se excluye especialmente la fatalidad, es decir,
la idea supersticiosa de que el hombre se
encuentra dominado por energías ocultas en
el cosmos, que ejercerían sobre la existencia
humana una influencia negativa e inexorable.
Visión fatalista y no providente en la brujería.
5PROVIDENCIA DE DIOS, 5
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En su poder Infinito, Dios podría siempre crear
algo mejor (S. Tomás, S. Th. I, q. 25, a. 6). Ha
preferido el mundo tal como es un mundo que debe
alcanzar su perfección. Por tanto, con el bien
físico existe también el mal físico, mientras la
Creación no haya alcanzado su perfección (Idem,
Suma contra los genti- les 3, 71). Estudiaremos
el problema del mal más adelante.
CCE 308 Dios es la causa primera que opera en y
por las causas segundas Dios es quien obra en
vosotros el querer y el obrar, como bien le
parece (Flp 2, 13). Esta verdad, lejos de
disminuir la dignidad de la criatura, la realza.
6PROVIDENCIA DE DIOS, 6
CRE 40 de 83
Por su providencia, Dios ha previsto que el
hombre fuera partícipe libremente de la vida
bienaventurada, y le ha salido al encuentro. Pero
el hombre puede rechazar la llamada a esa vida
bienaventura- da y considerar los acontecimientos
históricos como resultado ex- clusivo de las
acciones del hombre, sin reparar en su dimensión
de eternidad. Sin embargo, estos acontecimientos
se mueven en las manos amorosas de Dios, que no
quiere el mal en la historia, pero lo permite por
respeto a la libertad creada y porque de esos
males puede sacar bienes.
La providencia infalible de Dios no fuerza la
acción libre de las criaturas racionales. No
sabremos el sentido pleno de la historia has- ta
el final de los tiempos.
7PROVIDENCIA DE DIOS, 7
CRE 41 de 83
La presencia providente de Dios lo invade
absolutamente todo. Ni los lugares recónditos son
un problema para su mirada, ya que Dios ve desde
el interior del ser. Esta presencia de Dios
se llama presencia de inmensidad.
Sal 139, 7-10 Adónde alejarme de tu espíritu?
Adónde huir de tu presencia? Si subo al cielo,
allí estás Tú si bajo hasta el Sheol, allí te
encuentras, si monto en las alas de la aurora y
habito en los confines del mar, también allí
me guiará tu mano, me sujetará tu diestra.
8PROVIDENCIA DE DIOS, 8
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CCE 305 Jesús pide un abandono filial en
la providencia del Padre celestial que cuida de
las más pequeñas necesidades de sus hijos No
an- déis, pues, preocupados diciendo qué vamos
a comer?, qué vamos a beber? (...). Ya sabe
vuestro Padre celestial que tenéis necesidad de
todo eso. Buscad primero su Reino y su justicia,
y todas esas cosas se os darán por añadidura (Mt
6, 31-33).
En Cristo, los cristianos aprenden la confianza
en su Padre Dios. No hay nada para un cristiano
que no provenga de la mano amo- rosa de Dios,
porque ni siquiera los momentos más duros de
la existencia están alejados de la voluntad de
Dios. Rom 8, 28 Todo coopera al bien de los que
aman a Dios.
9PROVIDENCIA DE DIOS, 9
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Los santos, ante las adversidades más extremas,
no dejan de invo- car a Dios para que puedan
verse libres de la amenaza, pero sobre todo para
que se cumpla el designio amoroso de Dios. Por
eso no tienen temor ante el dolor ni la muerte,
ya que las adversidades de la tierra no pueden
más que unirles al cuerpo doliente del Señor.
Santo Tomás Moro, poco antes de su martirio, para
consuelo de su hija Nada puede pasarme que Dios
no quiera. Y todo lo que Él quiere, por muy malo
que nos parezca, es en realidad lo mejor
(cfr. CCE 313).