Title: BYRNES, CAP'10 LA ECONOMA Y LAS ARTES
1BYRNES, CAP.10
LA ECONOMÍA Y LAS ARTES
- Comentario por Carmen Obregón.
- Tratándose, como el autor advierte, de un texto
dirigido a no economistas, el capítulo 10 examina
algunos de los principios básicos de la economía
y su relación con las artes.
2Proporciona definiciones y claros ejemplos de
cómo se aplican estos conceptos al ámbito
artístico tanto en lo individual (un solista por
ejemplo), como en referencia a organizaciones
dedicadas a las artes escénicas, enfatizando la
importancia de los mismos dentro de una cuidadosa
planeación financiera y operativa, que permita a
los administradores de lo cultural disminuir el
alto grado de incertidumbre con que se enfrentan
en nuestras sociedades.
Y me parece especialmente adecuada
la forma en que sitúa estos factores económicos
entre una serie mucho mayor de variables
(políticas, demográficas, tecnológicas, etc.) que
afectan la organización del arte y la determinan,
en mayor o menor medida, dada la condición de
interdependencia que el hecho de ser uno de los
complejos fenómenos sociales implica.
3Contra lo que ocurre normalmente en la práctica,
aún en su carácter artístico estamos hablando de
organizaciones, incluyendo a aquellas con fines
no lucrativos, sujetas por tanto a fuerzas de
mercado e incurriendo en gastos, que deberían
obligarnos a tomar consciencia de los factores
analizados y a aplicarlos realistamente para
sacar el mayor provecho del esfuerzo realizado,
evitar errores comunes (costos de oportunidad mal
calculados, falsas economías de escala, precios
que no cubren costos, etc.), y lo que es más, a
la larga sobrevivir.
(Considero que todo ello es
aplicable también a instituciones educativas)
4Desgraciadamente, según la opinión del autor con
base en estudios en la materia, aún en el caso de
una buena administración, las dificultades
financieras por las que han atravesado y
atraviesan los grupos artísticos sólo pueden
empeorar, ya que la distancia entre costos de
producción en constante aumento (y una
productividad limitada) e ingresos, tiende a
incrementarse y a cerrar para estas
organizaciones cualquier otra alternativa que no
sea la del subsidio, mientras no se logre una
política pública que de a este tipo de
actividades un mayor valor en la sociedad.
Junto con su descripción
de las características del público de las bellas
artes, considero que su argumentación sobre el
cada vez mayor déficit entre ingresos y egresos
de las organizaciones artísticas y sus causas
(ver su interesante análisis del papel de la
tecnología a este respecto), se aplica en
principio de igual forma a la situación de este
tipo de organizaciones (y de públicos) en México.
5Así, contra lo que pudiera apreciarse a simple
vista, las condiciones no han mejorado. En
valores relativos, las audiencias para este tipo
de eventos no han crecido, la tecnología no ha
incrementado en forma directa su productividad,
como lo hace en otros sectores que le significan
competencia en el gasto que el consumidor realiza
en entretenimiento.
Sin embargo,
es necesario recobrar para las actividades y
eventos artísticos el reconocimiento del impacto
que éstos representan para para las economías
locales y que consituye otro de los detallados e
interesantes análisis del autor. Tomemos por
ejemplo el Festival Cervantino en Guanajuato y
corroboremos la derrama económica que este
constituye para la región.
6Por último, quisiera hacer referencia a otro
interesante factor mencionado, que es el hecho
del círculo vicioso que se establece entre
recursos limitados para incrementar el nivel de
conocimiento entre el público general sobre las
bellas artes y sus presentaciones (presupuestos
para promoción y publicidad), y una demanda que
no se incrementa, debido en buena medida a esa
falta de consciencia, haciendo que dichos
recursos sigan siendo extremadamente limitados.