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Mara Ludovica

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Title: Mara Ludovica


1
Beata María Ludovica de La Plata
2
Sor María Ludovica, nace en la madrugada del 24
de octubre de 1880. Al ser bautizada en la
tarde del mismo día, se le impone el nombre de
Antonina. Más tarde asumirá el nombre de María
Ludovica, al hacerse religiosa. Es la
primogénita de ocho hermanos.
3
El Pueblo natal de Antonina es San Gregorio, que
dista poco más de dos leguas de LAquila,
cabecera de provincia. San Gregorio, con sus
casas arracimadas y amparadas por la iglesia
parroquial, es uno de los cientos de pueblos
esparcidos por los valles y quebradas de los
Apeninos centrales, dominados por el imponente
macizo montañoso del Gran Sasso. La comarca
pertenece a la región de los Abbruzzi. Los
padres de Antonina se llamaban Ludovico de
Angelis y Santa Colaiandi, humildes labradores.
Su casa que todavía existe, es de dos plantas,
con el portón de ingreso de madera, enmarcado por
bloques de piedra tallada. La familia, fue para
Antonina, su principal educadora. Sus padres le
enseñaron las primeras palabras y las primeras
oraciones pero sobre todo influyeron con sus
ejemplos la oración familiar, la devoción a la
Virgen, la Misa Dominical, la armonía conyugal y
la caridad hacia los pobres.
4
Antonina fue una niña como todas, aplicada y
devota de la Virgen Santísima.
5
También va a la escuela, donde aprende a leer y
escribir. Pero lo que mejor aprendió fue el
catecismo. Antonina como primogénita, colabora
con su papá y su mamá en las tareas agrícolas y
de la casa. Los cuidados de la casa, las tareas
en el campo, los servicios a los hermanos,
desarrollan en ella las virtudes de mando, el
sentido de generosidad maternal, virtudes estas
que se pondrán en evidencia en el futuro.
6
El Padre Samuel, al ver a Antonina tan alegre en
todas las cosas, la pone al frente de la
Asociación de las Hijas de María y la pone al
frente de la animación de la Catequesis, la cual
al grito de A la doctrina A la doctrina
impulsa a todos los chicos a concurrir al
Catecismo. Y si alguno no quiere, lo invita con
firmeza.
7
(No Transcript)
8
Los jóvenes al verla tan piadosa, hacendosa y
jovial, sueñan con casarse con ella. Pero
Antonina no quiere contraer matrimonio . No sabe
el porqué. Siente algo en su interior que le
indica otros rumbos. Antonina más bien se vuelca
a ayudar a los necesitados, especialmente, a los
enfermos. La abuela de Antonina vive sola, ella
va a su casa, para hacerle compañía y
cuidarla. También visita a una vecina anciana y
sola que le pide su asistencia. Ella va y la
cuida con mucho amor. Como premio la anciana le
promete la herencia, pero Antonina agradece el
gesto, rehusando tal regalo porque decía que la
señora tenía nietos más pobres que ella.. La
sigue cuidando desinteresadamente.
9
Las plegarias de la joven se dirigen plenas de
confianza hacia la Virgen. En el alma de Antonina
había prendido la llama vocacional es decir un
llamado a entregarse a Dios amando a todos a
imitación de Él. Antonina es llamada por el Señor
a servirlo en la Congregación de las Hijas de
Nuestra Señora de la Misericordia de Savona,
fundada por la Santa María Josefa Rossello, la
cual había fallecido el mismo año que Antonina
nació. La Fundadora junto con la Virgen de la
Misericordia siempre guió a Antonina en su camino
de consagración a Dios.
10
Después de muchas oraciones y sacrificios,
Antonina le confía sus inquietudes a su párroco
el Padre Samuel, quien la escucha y la aconseja
comprendiéndola y alentándola en todo. Antonina
tantea a su familia, especialmente a su madre, en
la que al igual que toda la familia, encuentra
cerrazón y rechazo. La familia era numerosa y
Antonina es útil en todos los quehaceres de la
casa y del campo, por eso de ninguna manera ni su
madre ni su familia quieren deshacerse de ella.
11
El mismo párroco le costea la dote, necesaria en
ese tiempo para ingresar a cualquier congregación
religiosa. Así toma conocimiento personal del
Instituto de la Hijas de Nuestra Señora de la
Misericordia, de sus obras, de su espíritu y del
carisma de la Fundadora. Así el año 1903 una
hermana del párroco y Antonina, parten en
compañía de éste, en tren desde la ciudad de
Paganica, hasta Savona, en forma apresurada por
que las relaciones familiares de Antonina con
ella se habían puesto tirantes. Llegan el 14 de
Noviembre de 1904, día en que Antonina ingresa al
noviciado de las Hijas de la Misericordia, a la
edad de 24 años.
12
El 3 de Mayo de 1905, Antonina, viste el anhelado
hábito de las Hijas de la Misericordia. Y en la
misma fecha del año siguiente, Antonina, ya con
el Nombre de Sor María Ludovica, se consagra a
Dios a través de los votos temporales de pobreza,
castidad y obediencia. En Argentina, se
requieren más Hijas de la Misericordia, uniéndose
al trabajo de las que ya estaban desde 1875,
extendiendo la Misión de las Hijas de la
Misericordia en estas tierras. Así, el 14 de
Noviembre de 1907, Sor Ludovica, con otras cuatro
religiosas, se embarca en el vapor Lombardía
con rumbo a la República Argentina. Siempre
guiadas por María Santísima y la Fundadora Santa
María Josefa Rossello. Llegan a la ciudad de
Buenos Aires el 4 de Diciembre de 1907. A
principios de Enero de 1908, Sor Ludovica llega a
La Plata, destinada al Hospital de Niños de esa
ciudad.
13
El puesto de trabajo que se le fija en el
Hospital de Niños de La Plata es la cocina y la
despensa un puesto sin duda humilde y
sacrificado por la constante dedicación que
demanda. Pero ella no ambiciona más, ya que
estaba acostumbrada desde la niñez.
14
El año 1909 el Dr. Carlos Cometto, al recorrer
las dependencias del modesto hospital, queda
impactado por el don de gente y sentido de
responsabilidad de Sor Ludovica, y piensa
proponerla como administradora. El Dr. Cometto se
apersona a la Superiora y le pide que Sor
Ludovica sea nombrada administradora del
Hospital. Se le comunica la decisión a Sor
Ludovica que rechaza el nombramiento una y otra
vez diciendo Soy un pobre ignorante . A la
muerte de la Superiora María Rita Libardi, en
1915, el Dr. Cometto, acompañado de otros médicos
del Hospital, se dirige a la Madre Provincial,
Sor María Federica Veglio, para que la difunta
superiora sea sustituida por Sor María Ludovica.
Finalmente Sor Ludovica acepta por obediencia a
la Madre Provincial, el cargo de Superiora y
Administradora del Hospital de Niños.
15
El 3 de Mayo de 1911 Sor María Ludovica hace su
profesión con los votos perpetuos. En ese 3 de
mayo, Sor Ludovica canta con la Virgen su júbilo
y su gratitud al Señor que un día pasó cerca de
ella, miró su pequeñez y la llamó a la vida
religiosa. Por su profesión ella ya no se
pertenece, sino que se da toda al Señor, como
esposa al Esposo Divino, y a Él confía todo su
futuro. Quién, pues podría arrancarla de los
brazos amorosos de su Señor ?
16
Sor Ludovica, hasta el año 1935, se movilizaba en
una break o volanta que le enviaba la
Municipalidad. La volanta era tirada por dos
caballos blancos y tenía asientos en la parte
trasera que se enfrentaban para diez o doce
personas. En las tardes visitaba en la volanta la
Casa de Gobierno y otras dependencias
oficiales.. Visitaba comercios y domicilios
particulares para pedir ayuda y donaciones para
el Hospital. Así como pedía donaciones para sus
enfermitos, era pródiga para ayudar a los
necesitados que encontraba en su camino.
17
Sor Ludovica, con el fin de beneficiar a sus
enfermitos y expandir los servicios
asistenciales, emprende numerosas obras,
administra caudales públicos y privados, recorre
las oficinas oficiales, llama a la puerta y al
corazón de muchos empresarios. Una vez se
detiene delante de una obra en construcción. Le
pide al ingeniero, encargado de la obra que le
done unos cuántos ladrillos para las obras del
hospital. El ingeniero le ordena a un peón que
ponga a disposición de la Superiora una pila de
ladrillos. Ella misma dirige las obras. Entre los
años 1925 y 1932, por su iniciativa y esfuerzo,
se construyó el Pabellón de Cirugía. Está
presente en todo y todo lo administra con buen
sentido y la inspiración divina. En 1930 inicia
la construcción de varios pabellones,
departamento para médicos internos, Servicio de
rayos X, Consultorios Externos, Servicio de
Odontología, Farmacia, Capilla, Lavadero, etc. En
1934, promueve la construcción de 6 salas con
capacidad para 180 niños. En 1948, se inauguraron
dos salas más. Sor Ludovica cuenta con la ayuda
del prestigioso arquitecto Antonio Francese. Al
que le ruega que soporte la carga de las
construcciones, pese a no poder pagarle en
término, prometiéndole la aprobación oficial de
los proyectos y de alguna partida presupuestaria.
Sor Ludovica no vacilaba en hacer obras, porque
obraba por la fe.
18
La alimentación de los niños con productos sanos
y frescos es una de las principales
preocupaciones de la Superiora. Pero, cómo?
Utilizando terrenos en City Bell para huerta y
granja. Así el Hospital tiene frutas y hortalizas
frescas, sanas y a buen precio, y huevos y carnes
de aves y de cerdo, de primerísima calidad.
Aprovecha el viaje para llevarse un grupo de
niños de paseo para que puedan disfrutar del aire
libre y jugar y corretear por el campo. También
les enseña a realizar trabajos livianos, como
juntar huevos, recolectar tomates, dar vuelta las
batatas para que no se echen a perder, ayudar en
las faenas de los cerdos, etc. Mientras las
plantaciones de árboles frutales y de jardín
crecían, Sor Ludovica, se preocupa por el
abandono religioso en que viven los chacareros
vecinos y por eso organiza misiones populares,
catequesis permanente, y la construcción de una
capilla. A falta de un lugar adecuado, la misión
en parte se desarrolla en una carpa. Ese ambiente
pintoresco y lleno de risas y de fiesta, atrae a
la población que se vuelca masivamente a
participar de los actos Por la mañana, Misa y
sermón durante el día visita y bendición de las
casas por la tarde, catecismo. Hay Bautismos,
Casamientos, Comuniones Confirmaciones.
Conversión de luteranos....
19
Sor Ludovica, viaja a Italia y ve residencias
dedicadas a la cura de niños enfermos de
raquitismo y problemas óseos y decide construir
un solario en Argentina para ese fin. La Ciudad
elegida es Mar del Plata. En la zona de Punta
Mogotes selecciona varios terrenos. Iniciadas las
mediciones en el lugar, Sor Ludovica, hace una
visita Y mira las estacas. Al bajar del coche
dice feliz, Ahí están los palitos que nos
señalan el lugar dónde se va a levantar el
solario. Comienzan las obras. Los hoteleros de
Mar del Plata se quejan. Los diarios de Mar del
Plata publicaron las denuncias y tan malas
noticias. Los hoteleros, lograron su cometido
La Gobernación sacó un decreto suspendiendo las
obras. Sor Ludovica, confiando en Dios dijo a sus
Hermanas El diablo anda suelto, saben? Todos
los diarios hablan mal en contra del edificio que
vamos a levantar para los pobres chiquitos
enfermos. Debemos rezar todos los días la
jaculatoria Sagrado Corazón de Jesús, en Vos
Confío. Todo el Hospital fue un clamor de
oraciones que fueron escuchadas. Al cabo de siete
años. Las nuevas autoridades de la Gobernación
anularon el decreto anterior y las obras
prosiguieron hasta inaugurar el Solario.
20
El solario es un anexo del Hospital de Niños, por
eso Sor Ludovica, viaja invariablemente dos veces
por mes a Mar del Plata en un vehículo al que
pintorescamente llama la cañoneta. Los talleres
de Vialidad la construyeron sobre un chasis Ford
modelo 1937 colocaron una estructura de madera
con tres asientos, y la cabina con ventanillas de
madera y vidrio, techo de madera con lona
encerada. Vicente Bianchi es el nombre del
chofer que la acompaña en los viajes. Salen
siempre a las 6 de la mañana en verano y a las 7
en invierno. Tanto a la ida como a la vuelta la
cañoneta iba siempre cargada de niños. La
Superiora se encargaba de repartirles emparedados
y café con leche y algunas golosinas. Los niños
volvían tan robustos que sus familiares no los
reconocían. Gracias a la Superiora Ludovica
muchos niños pudieron conocer Mar del Plata y sus
playas.
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Cuando la Superiora llega al Solario, todos salen
corriendo a recibirla. Dejan lo que están
haciendo, sea lo que sea, tanto niños como el
personal enfermeras, médicos, Hermanas,
empleados... Todo es fiesta cuando llega la
Superiora! La Superiora, saluda a cada uno. Y a
cada uno le pregunta cómo le va, qué necesita.
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La zona de City Bell, ya sabemos que carece de
todo signo religioso. Sor Ludovica no se contenta
con la misión y los actos en la carpa. Es
necesario construir un templo, donde la gente
pueda reunirse, orar, escuchar la Palabra de
Dios, recibir los Sacramentos.... Solicita
entonces, un permiso del Gobierno para levantar
una capilla en uno de los ángulos de la chacra.
Se trazan los planos del futuro templo que se
llamará Sagrado Corazón de Jesús. Su amigo y
arquitecto de confianza Antonio Francese, le
financia la obra, que ella poco a poco va
pagando, con esfuerzo y yendo de un lado al otro
para conseguir donaciones. La capilla se
construye en tiempo récord, adornándola con
materiales de la mejor calidad. Todo para el
Señor!. El 7 de julio de 1939, se inaugura el
nuevo templo con gran fiesta popular. Tanto en el
Hospital como en la capilla de City Bell, Sor
Ludovica, prepara con entusiasmo a los niños para
la Primera Comunión. Les provee los vestidos y
trajes, medallitas, recuerdos, libritos ,
rosarios..... por supuesto que piensa en el
chocolate después de la Misa... para festejar.
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Es la época que en la ciudad de La Plata se ve
asolada por una epidemia de poliomielitis, que
ataca no sólo a los niños, sino también a los
adultos, afectándole los pulmones y los músculos
de la respiración de manera que los contagiados
mueren por asfixia. La noticia corre como
reguero de pólvora y es noticia en todos los
diarios. La solución es poner a los enfermos en
pulmotores o pulmones de acero, para mantener a
los afectados respirando hasta superar la
enfermedad. Pero en La Plata, no existen esos
pulmotores! Sor Ludovica se entera que en
Estados Unidos ya se usan y siguiendo las vías
ministeriales, se comunica con el Ministerio de
Salud de Norteamérica, a fin de obtener de él la
donación de los pulmotores. La fe de la Superiora
tuvo su recompensa. Al poco tiempo llegan a La
Plata tres pulmotores de acero en los que fueron
colocados los tres adultos más graves, que por
supuesto se curaron.
24
En el Hospital se encuentra internado un niño
llamado Alberto, su diagnóstico es desesperante
peritonitis gangrenosa. El Dr. Bofia que lo
atiende, les dice a su mamá y a su tía que
Solamente la Providencia podrá salvar al niño
El niño pasó muy mal la noche. Sor Ludovica
visita a menudo a los enfermitos, además de hacer
otras tareas cotidianas, entre los trámites que
requiere toda administración de un hospital. Al
día siguiente la Superiora está por uno de esos
trámites, pero antes quiere visitar al chiquito,
pensando que a su regreso ya no lo
encontraría. Al entrar Sor Ludovica en la sala,
el niño le pregunta Vos sos la hermanita que
venís a salvarme? Ella le responde Sí!. Hace
salir a los familiares y se queda a solas con él.
Al rato sale dejándolo tranquilo y dormido. El
niño se salvó. Como ya sabemos, el Hospital de
Niños con Sor Ludovica a la cabeza, es una gran
familia y como en toda familia los más chiquitos
también colaboran, y es así como la Superiora les
enseña a los niños que pueden valerse solos, a
hacer tareas fáciles dentro del hospital, como
tener limpios los calentadores donde se
esterilizaban las jeringas, y otros elementos. Lo
cual acrecienta el sentido de responsabilidad de
los niños.
25
Sor Ludovica durante los primeros años en el
Hospital aprovecha todo momento libre para
aprender y ejercitarse en todos los oficios
propios de una enfermera y llega a ser una
experta colabora dora de los médicos en el
quirófano.
Se desempeña como anestesista, ayuda en los actos
operatorios, aplica inyecciones, hace curaciones,
en fin desempeña todas las tareas necesarias,
incluso las más humildes.
26
No tengo tiempo para rezar, le dice un día a un
médico. El médico le contesta Hermana, Usted
está rezando a cada momento!... en cada cosa en
que Ud. Trabaja para sus enfermitos, a cada hora
a cada momento... No se da cuenta de que está
rezando?... Esta es la mejor forma para llegar a
Dios y hacer que Él la escuche!... Las tareas
son muchas, las horas cortas y las
responsabilidades enormes. A veces los problemas,
se trasladan al descanso nocturno y las
molestias causadas por las enfermedades no dejan
dormir a Sor Ludovica, pero ella no deja nunca
las oraciones y, cuando no puede hacerlo de día,
reza de noche.
Por las noches el bochinche de los médicos que
tocan la guitarra, ríen a carcajadas, se
divierten despiertan con frecuencia a la
Superiora. Una vez, una hermana pasa por el
frente de su dormitorio y por la puerta
entreabierta ve su velador encendido, entra para
preguntarle si necesita algo y de paso se queja
del bochinche que hacen los médicos. Ella le
dijo No es nada deje que jueguen, que hagan
bochinche. Eso quiere decir que están unidos. Es
junio de 1955, unos días antes en un momento
difícil de nuestro país se quemaron diversas
iglesias en Buenos Aires y los sacerdotes fueron
perseguidos y encarcelados. Esa noche Sor
Ludovica aprovecha el insomnio y sentadita en su
silla, cose a la luz del velador. Le dice a la
hermana Gracias a Dios que no duermo, porque
así puedo coser ropa para las iglesias quemadas
en Buenos Aires!.
27
Sor Ludovica se comporta con los médicos y el
personal de guardia, como madre y ama de casa.
Siempre hay café o mate y durante el invierno
licorcito de duraznos de la huerta o de guindas
al que llaman Palito, siempre preparados por
sus manos. Y en verano, cerveza bien helada. La
Superiora siempre se esmera en crear un espíritu
fraternal entre el personal y los mismos
enfermitos y, las religiosas de la
Comunidad. Siempre hay bullicio, y alegría en
todos los rincones del Hospital.
Por las noches los médicos internos del Hospital,
cantan, juegan a los naipes, charlan, con mucho
ánimo y alegría. No son pocas las veces que la
Superiora se aparece con algún licorcito o mate
para amenizar la velada.
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La Madre está en todo. Conoce a sus colaboradores
por su nombre y apellido. Ningún médico,
practicante o enfermera cumplen años sin que ella
le haga un presente, hecho por ella misma o por
alguna de las hermanas. No olvida ninguna fecha,
no pasa por alto ninguna ocasión. No está ausente
nunca, ni en el dolor ni en las alegrías.
Ella misma prepara el altar del casamiento al
desposarse algún compañero. Y cuando alguien
muere, desgrana el rosario en la capilla. También
lo hace en todo momento y por muchos motivos
recorriendo el Hospital y al comenzar alguna
salida. La Superiora, además de todas estas
atenciones, no descuida las necesidades y deseos
de sus niños. Ella tiene un bolsillo grande como
un portafolio en la falda de su hábito, y en él
tiene de todo tijeras, papeles, caramelos,
chocolatines, estampas, medallas, dinero, etc.
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La comida del Hospital es sabrosa, abundante y
variada. Para Sor Ludovica los niños deben comer
mucho y sano.
A la Superiora no le gusta que el personal o los
pacientes que pueden salir, vayan a comer afuera,
como si despreciaran la comida de la casa. El
Domingo son un clásico los ravioles, con salsa y
estofado de pollo. Todo casero Qué fiesta!
30
Sor Ludovica siempre dice Para los niños, lo
mejor. No tiene más que un hábito y un solo par
de zapatos, pero para sus niños, ella consigue
todo de buena calidad. Con la ropa para ellos no
hace la excepción.
Cuando compra los vestidos para sus chiquitos,
los adquiría cero kilómetro, todo nuevo en
Tienda San Juan. En asunto de telas, la
vieja, como la llaman cariñosamente los niños,
es muy entendida.
31
(No Transcript)
32
Para Navidad, las fábricas le hacen llegar a la
Superiora cientos de juguetes, golosinas y otras
donaciones. Sor Ludovica tiene un salón enorme,
en el que pone bien separado y clasificado todo
para distribuirlo a los numerosísimos pobres,
grandes y chicos, que esperan a Papá Noel. Un
día, cambia el Ministro de Gobierno que no está
enterado de hacer llegar las acostumbradas
donaciones con la debida anticipación, y por eso
no llegan los regalos. Viendo que transcurren los
días sin recibir nada, la Superiora inicia una
novena con toda la Comunidad y se informa acerca
de quién es el nuevo Ministro. Al saber que se
llama Fiorito y que se ha casado con una querida
alumna del Colegio de Nuestra Señora de La
Misericordia, de la Congregación, fue a verla.
Humildemente pero con seguridad le dice a
quemarropa Necesito un favor muy grande que me
hagas GANCHO con tu esposo. La esposa del
Ministro conociendo la forma de hablar de Sor
Ludovica, (que es una mezcla del dialecto de su
pueblo con castellano), comprende que la
Superiora quería decir GAUCHADA favor, cortesía
especial. La señora risueñamente le contesta es
imposible, porque mi marido ya está enganchado
conmigo en matrimonio pero la gauchada se la
hago enseguida. Llama al Ministro, le cuenta el
problema repitiendo la palabra equivocada,
resolviendo el problema. El Ministro contó la
anécdota que tuvo tanto suceso que , aquel año,
la cantidad de juguetes y donaciones se duplicó.
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En un Hospital de Niños la Imagen del Niño Jesús,
debe presidir como en un trono para ser Luz,
aliento y alegría para todos. La Superiora
cargada de responsabilidades materiales, morales
y espirituales, halla en el Niño Dios su refugio
y pone a los enfermitos bajo su protección. En la
capilla tiene un lugar preferido y se venera todo
el año una Imagen centenaria del Niño Jesús. La
Superiora le encomienda a los niños enfermos y
celebra su fiesta el 1º de Julio, día en que se
lo regalaron. Es muy milagroso. No se retira a
descansar sin hacerle una última visita. Cuando
se lo hurtaron, lloró.
34
La Madre Ludovica lleva a los niños a rezar con
ella a la capilla. Reza el Rosario. Ellos
permanecen arrodillados y miran cómo ella reza,
pues no saben hacerlo. Los hace preparar por las
otras hermanas para la Primera Comunión, y se
preocupa mucho de su vida espiritual.
35
Ya en su vejez, La Madre Ludovica tuvo que hacer
frente a la escasez de leche por falta de
empresas que licitaran la provisión de leche para
el Hospital. Esa mañana de invierno hace mucho
frío y llueve. Se ha terminado la licitación del
comerciante que les proveía la leche y ya no la
va a renovar. Los chicos se quedaron sin leche!
Hay que ir a buscarla.
Muy preocupada, a pesar de su edad muy avanzada,
la Superiora sale con el chofer a buscar ella
misma quien puede proveer la leche. Pasan las
horas y la Superiora no vuelve. Las Hermanas se
preocupan pensando que algo le ha
pasado. Mientras tanto la Madre va al Ministerio
con un pedido, que al ser rechazado, es
reemplazado por otro, y así más de una vez va y
viene del Ministerio a los tambos y proveedores,
hasta que llegadas las seis de la tarde Sor
Ludovica vuelve habiendo conseguido una nueva
licitación para proveer de leche a sus chicos
después de haber recorrido distancias
considerables.
36
Mar del Plata. Enero de 1961. Domingo a la
mañana. Un médico pasa por el Solario San José.
Es temprano, Se detiene un momento para saludar a
las Hermanas y se encuentra con que la Hermana
Ludovica, ya viejecita, está pasando unos días de
descanso. De lejos se la señalan sentada cerca
del mar. La ve de espaldas. Se encamina hacia
ella preparando una broma por ser la primera vez
que la encuentra sin hacer nada pero al llegar
se queda callado, mirándola sonriente. Está
tejiendo una batita para sus chicos del
Hospital, mientras tararea el hermoso canto
Salve Regina.
37
Domingo 25 de Febrero de 1962. La Madre Ludovica
hace días que está en cama, aquejada por la vieja
enfermedad que la había llevado a la extirpación
de un riñón. Tiene un gran tumor en el costado. A
eso de las 17 horas, llega su gran amigo Monseñor
Segura, va a celebrar la misa de las 18 horas. La
Superiora con voz entrecortada le dice Espere
un rato, no salga todavía, espere un rato más,
que ya va a saber para quién va e ser esa misa
Poco antes de las 18 horas, con un fuerte
quejido, expiró. Tenía 82 años. Durante los días
anteriores sufrió terribles dolores. A pesar de
eso, solo aceptó calmantes suaves y no la morfina
que se suele aplicar en esos casos. Todo el
tiempo que pasó en la cama rezaba continuamente.
Cuando la visitaban los sacerdotes, rezaba con
ellos. Mientras tuvo conocimiento, jamás se
quejó. Solo decía Dios lo quiere. Cúmplase su
voluntad. El lo tiene todo decretado.
38
Sor Ludovica De Angelis hizo de su vida un viaje
hacia la santidad. Por su fama de santidad y las
gracias concedidas por su intercesión, la Madre
Ludovica, después de su muerte, es tenida por
santa. Eso llevó a recopilar cuidadosamente los
testimonios de quienes la conocieron y de quienes
recibieron gracia por su intermedio. Así el día 3
de Octubre de 1986 comienza el proceso de
beatificación con el proceso diocesano de La
Plata. El cual es aprobado el día 26 de julio de
1992 por la Congregación de las Causas de
Canonización de los Santos, en Roma. En Marzo de
2004, se da por auténtico el milagro ocurrido en
La Plata que la lleva a los altares, con la
Beatificación pronunciada por el Papa Juan Pablo
II, el 3 de Octubre de ese año en la Plaza de San
Pedro. Sor Ludovica escucha los ruegos de niños y
grandes, de enfermos, desvalidos, familias y de
todo aquel que necesite de su ayuda, como lo hizo
en la tierra, ahora lo hace desde el cielo.
Fin
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