Title: Propsito de enmienda
1Propósito de enmienda
Cuento del P. Mamerto Menapace
Mónica Heller para el Curso "El arte de perdonar"
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(Nota La transcripción es textual, y
agradeceremos conserves tu buen sentido del
humor. Es la manera en que el P. Mamerto se
expresa, como buen hombre de campo. Mónica).
2Los cuentos de animales tienen una ventaja. Nadie
se siente ofendido. Los hombres se ríen de los
pobres animales. Y estos no captan el cuento.
Pero en realidad todos entienden clarito que la
cosa es para nosotros. A menos que seamos
animales.Un amigo cordobés me contó que el
Cura Brochero solía hablar a sus paisanos sobre
la confesión. Para eso los reunía por tres o
cuatro días en la casa de retiros en las sierras,
y allí iba al grano, a veces con el rebenque en
la mano. Entre las cosas que les decía, solía
traer este caso Una vuelta hubo confesión
general para todos los bichos. Nadie se escapó de
la voltiada porque Tata Dios anunció que el que
no aprovechara la ocasión para arreglar sus
cuentas, no tendría oportunidad para hacerlo.
3Como se trataba de un indulto único, nadie fue
tan animal que lo desperdiciara.Fue así la
cosa. Cada uno se fue colocando en la fila del
confesionario por orden de llegada. Comenzaron
las cotorras, con sus pecados de la lengua
chismes, habladurías, sonceras y otras cosas.
Después la vizcacha, con algunas cositas
encontradas antes que las perdiera el dueño, y
que para que no se extraviaran, se las había
llevado pa las casas. El hornerito, que por un
descuido, olvidó que era domingo, y había andado
pisando barro. El cerdo, que por no tener mucho
que hacer, se había pasado un poco en la comida.
Y así los demás seres de Dios que habitan por
estos campos.
4Pero la fila era larga, y el cura era medio
minucioso, lo que alargaba un poco el trámite.
Quedaban aún muchos bichos y la tarde estaba
buscando irse de a poco. Y entre el bicherío que
esperaba en la fila comenzaron a sentirse
murmullos, chistidos y protestas.Cuando el cura
se dio cuenta de que la cosa se ponía fuerte,
salió para ordenar la fila, preguntando qué
pasaba ahí. -ltltEs el lión , pairecito. Es el
lión. Dice que anda apurao, se quiere colar
delante y anda rempujandogtgt. -ltltA ver. Vení
pacá vosgtgt- le dijo el cura al puma.
5-ltltVos sos animal de avería y no vaya a ser que
quedés fuera del estofado. Disculpen,
mhijitosgtgt- les dijo a los demás animales- pero
ustedes comprenden que a mí éste me interesa
especialmente. Y diciendo esto, hizo arrodillar
al barcino, para que empezara a desembuchar. El
animal andaba nervioso y apurado. Reconoció
haberse a veces sobrepasado en eso de ganarse la
vida. Se acusó de ser a veces un poco violento. Y
otras cosas. Pero insistía en que andaba apurado,
que quería recibir enseguida el perdón porque se
le hacía tarde. Y ya saben que no hay cosa peor
para un cura que le vengan con ese argumento,
después de haber tenido que esperar años enteros
que el cristiano caiga en el asunto.
6-ltltY se puede saber por qué es eso de andar tan
apurao?gtgt-ltltMire pairecitogtgt le contestó el
puma, ya medio queriendo levantarse-. ltltResulta
que a esta hora las yeguas con los potrillitos
vienen a tomar agua a la laguna. Si no los agarro
ahora, me quedo en ayunasgtgt. -ltltMalhaya, bicho
hereje!gtgt -dijo el cura- ltltEs ese tu
arrepentimiento? No acabaste de confesarte de los
pecados cometidos y ya estás planeando los que
vas a hacer? Vuélvase al fondo de la fila y no me
caiga aquí hasta que haya hecho un buen examen de
conciencia y un sincero propósito de enmiendagtgt.
7Así contaba el Cura Brochero. Y era mucha la
gente que iba a confesarse con él.